sábado, 25 de octubre de 2008

Ni para pipas, definitivamente, me cago en la "política del evento"

No, no me duele la cabeza ni me encuentro bajo los efectos alucinógenos de una posible fiebre. Lo digo por lo temprano que es, por si os extraña que me ponga a escribir tan pronto un sábado por la mañana. Supongo que el hecho de no acostarme muy tarde (sobre las 3.00) y de haberme tomado sólo tres cervezas y un par de caladitas a un porro de hachís ha ayudado mucho.

Pero todo eso fue por la noche, prefiero antes contaros un poco como me fue en la búsqueda del piso. Lo primero que hice fue ir a visitar los dos pisos que encontré anunciados en la universidad. El primero estaba situado en la calle Justo y Pastor, cerca de la parada de metro de Amistad, ubicada a su vez a dos pasos de la Av. Blasco Ibáñez, la avenida de mi facultad. Había quedado a las ocho con el dueño aunque llegué 10 minutos tarde, aún no domino las combinaciones del metro por lo que mis movimientos por el subsuelo valenciano son un poco torpes. Me disculpé y subimos a verlo.

En el ascensor, Miguel, así se llamaba el dueño, me informó de que los dos otros inquilinos del piso eran estudiantes de ingeniería informática. Bfff, mal empezamos, pensé. No es que tenga nada en contra de la informática ni de sus estudiantes, pero, al menos en Italia, son gente rarita. Nada más escuchar la disciplina que estudiaban mis dos posibles compañeros, mi cabeza fue bombardeada con una serie de imágenes en las que ellos, sin el rostro definido aún, montaban apasionadas partidas en red; debatían, mientras comíamos, sobre la última novedad de Apple; o se tomaban la licencia de explicarme trucos para que mi Ares bajase películas a mayor velocidad.
Todo este mini-imaginario creado en mi cerebro tomó cuerpo en forma de prejuicios. Con ellos como filtro entré a ver el piso. La verdad es que se encontraba en buen estado y la habitación libre era espaciosa, por lo que los prejuicios fueron desdibujándose, pero no por mucho tiempo. El casero me dijo que si estaba interesado la habitación ya era mía.

Las pocas ganas que tenía de seguir viendo pisos a punto estuvieron de hacerme cerrar el trato enseguida, pero cuando escuché: “Serían 210 € al mes, más gastos de comunidad”. ¿Qué? ¡Con la mierda de beca Erasmus que tengo! Tal vez me encontraba intentando alquilar un apartamento céntrico en Manhattan y no me había enterado, pero no, no iba puesto de marihuana. Le dije que había quedado para ver más pisos y que en un par de días le daría una respuesta. Más tarde, por la noche, Cristina y Noelia me informarían que tras la Copa América y la F1, los alquileres habían subido mucho. Me cago en la “política del evento” del gobierno valenciano, me dije.

Bien, pues tras el descarte del primer piso, me dirigí a ver el segundo. Estaba situado cerca, en lo que se conocía como la plaza del Cedro. Nada más verla supe que mi futuro piso era ese. Llamé a la casera para asegurarme de la hora a la que habíamos quedado. Hablamos. Colgué. Cagada, cagada, cagada. El piso ya estaba ocupado. La cita era para el jueves por la mañana. Pero claro, el señor Enzo se encontraba en estado comatoso tras la juerga de la noche anterior. No aprendes, le dijo mi parte racional a la otra, a la que me suele dominar, a mi parte emocional, que se hizo la despistada. No aprendes Enzo, no aprendes.
A pesar de la decepción me dije que el lunes volvería directamente a la plaza del Cedro para buscar el piso por esta zona. Me encantaba el ambiente de pubs y la gran cantidad de gente joven que vi. Era mi zona, lo supe al instante. Espero que no se haya visto tan afectada por el “virus del evento”, al menos encontrar alguno cuyo dueño sea inmune a tanta especulación.

Eran las nueve de la noche y había quedado con éstos a las diez. No podía entretenerme con mis habituales pensamientos de flaneur, debía volver a la pensión y ponerme presentable. Durante el viaje de regreso iba rezando, y eso que soy radicalmente agnóstico, para que Marco y Jean Franco no le hubiesen contado nada a Noelia sobre mi desfallecimiento del miércoles. Menuda hoja de presentación supondría.

Mierda, es la segunda vez que me falla la wi-fi. Por lo que lo voy a dejar aquí. Mañana buscaré un ciber y con más tranquilidad os cuento mis tres cervezas y par de caladitas de hachís de anoche en los pubs del barrio del Carmen, otra zona que me enamoró. Sobre esta noche no sé si os contaré algo, hace frío y llueve, por lo que no creo que salga ni haga nada especial.

¡Fino a presto, “nano”!

3 comentarios:

  1. Ei!pareix que Enzo es tot un flaneur festiu. En fi...ja vorem que deparen les seues aventures!

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  2. Hola Enzo! Nada era para comentarte que hemos vuelto esta noche de Tenerife y que mañana estaremos por Valencia antes de irnos a Madrid! Así que si tienes un hueco en tu ajetreada vida de Erasmus podemos ir a algún lado (ya lo pensamos mañana) y tomarnos algo y nos cuentas qué tal ves la ciudad por el momento!

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  3. Amigo italiano,

    Demasiadas referencias a drogas y a alcohol haces en un corto espacio de tiempo.

    Si te pasas te lo pierdes..recuérdalo.

    Consejo de tu colega Senza.

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