La llamada y Rumbo

Ciao amici, me acabo de levantar, me acostaba a las 7.30 de la mañana. A pesar de la hora, el estado en el que me encuentro es más que aceptable. Controlé los ron-cola y los distribuí de manera muy productiva (que no abusiva) a lo largo de la noche. Sobre las 22.00h empezó a venir la gente al piso con grandes cantidades de alcohol en bolsas de Mercadona, una conocida marca de supermecados en esta región.

Lista de invitados: Jean Franco, Marco, Noelia, Cristina, Iker (el amnésico), Stefano, Carlos, María, Nerea, Pedro y Popper (dos compañeros de clase) y yo mismo.

Después del típico protocolo de presentaciones, la gente se abalanzó sobre las pizzas que había preparado para cenar y las devoró. Siempre pasa igual, se come rápido para ponerse a beber cuanto antes.

La verdad es que no cené mucho, estaba molesto porque Noelia no me había saludado al entrar. Estuvo muy rara toda la noche, no vino ni a Rumbo después del botellón. Cuando la gente ya llevaba bastantes cubatas en el cuerpo, serían sobre las 0.00h, sonó su móvil. Salió del salón para hablar y tras diez minutos volvió para anunciarnos que se marchaba, que no podía quedarse más. Cristina y Marco intentaron hablar con ella sin resultado. Cogió su chaqueta y se marchó. Ni me saludó al venir ni se despidió al irse.

Estuve un rato de bajón, pensativo, preocupado. Pero mi compañera de piso Nerea y el salero de Carlos me animaron. La noche debía seguir, pensé, ya tendré tiempo de conocer a esa chica que empezaba a descolocarme cada vez más. También he de reconocer que ayudó la caladita a un porro de "brosseta" que me pasaron mis compañeros de clase Pedro y Popper. Algún día haré un entrada especial para ellos dos, me empiezan a caer de puta madre, siempre con sus charlas de música y con la masa de humo que les rodea. No paran de fumar, menudas risas llevaban ayer.

También me cayó muy bien Iker, el chico amnésico que intenta encontrarse a sí mismo. Parece majo, me decía mi compañera de piso María. Algo tendrá cuando no te despegas de él, ironizaba yo. Estuvieron toda la noche muy cómplices.

Sobre las 3.00h entramos en Rumbo, una discoteca que está muy cerca de mi piso. Las horas se acortaban con el paso de la noche. De repente ya eran las 6.30h y nos cerraban. Fuimos a un horno a almorzar y después cada uno a su casa. Lo pasé genial, bailando con mis compañeras de piso y riéndome con Carlos y su acento, ininteligible después del cuarto cubata. A Jean Franco y Marco apenas les vi, iban todo el rato dando vueltas en busca de mujeres. Stefano no vino a Rumbo, tras salir del piso dijo que había quedado y que se le hacía tarde.

Una gran noche, risas, buen rollo. Lo que me agobia ahora es saber que pasó con la llamada telefónica a Noelia. No sé por qué me estoy enganchado tanto a esta chica cuando apenas ha dado muestras de afecto por mí. No sé. Ya aflorará la causa con el tiempo. Esta noche tengo otra oportunidad de acercamiento. Hoy es Halloween y he quedado con Jean Franco y Marco para ir a comprar los disfraces. La verdad es que esta invasión cultural americana no me motiva mucho, pero el hecho de poder hablar más con Noelia sí. Celebran la fiesta esta noche en su piso. Ya os contaré que tal ha ido.

"¡Sí nano!¡!No nano!"

P.D.: Popper y Pedro lo repetían mucho mientras hablaban. No sé lo que significa, pero me hizo gracia.