domingo, 4 de enero de 2009

Navidades en Gaza

Hola amici, hoy estoy muy indignado. Me repugna ver por la televisión el terrorismo de estado de Israel contra el pueblo palestino. Me repugna la actitud de las diferentes instituciones internacionales que no rechazan de frente este genocidio y sólo piden proporcionalidad en el ataque. Me repugna el puto derecho a veto de los EE.UU. que ha apoyado a Israel en todas las violaciones de las diferentes resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.

Pero creo que si que sé por donde van "los tiros": "Israel ha creado una economía que se expande considerablemente como reacción directa a la escalada de la violencia. Las razones del nivel de confort de la industria israelí con el desastre no son tan misteriosas. Años antes del boom de la seguridad global, las compañías de tecnología israelíes fueron enérgicamente pioneras en la industria de la seguridad interna y, hoy en día, continúan dominando el sector".(Naomi Klein, La doctrina del shock, 2008).

Israel, definitivamente, creo que no quiere la paz. Cuanta más brutalidad y violencia haya, más crece su economía. Pero me uno a la idea de militancia contra este terrorismo de estado. Las organizaciones internacionales cada vez me decepcionan más.
Amici os recomiendo la lectura de ¿Qué hacer con la rabia? y "Militancia" del blog Vienen de dentro de.

2 comentarios:

  1. Hola Enzo, me acabo de levantar del sofá después de ver el documental “La corporación”, que justamente termina con una intervención de Michael Moore en la que se pregunta si después de ver un documental de denuncia, el espectador reaccionará levantándose de su asiento dispuesto a actuar o, por el contrario, el efecto neutralizante de los mensajes propagandísticos provocará su pasividad (lo mismo podíamos aplicar a un reportaje sobre Gaza). En esto último confían las compañías que distribuyen sus películas, por eso no les importa vender un producto que critica su manera de actuar. Concluye Moore diciendo que está convencido que después de ver la película algunas personas se van a levantar dispuestas a hacer algo, “cualquier cosa para recuperar el mundo y volverlo a tener en nuestras manos”. ¿Es esto cierto? Deberíamos pensar que sí. La mayoría de estos documentales terminan abriendo una brecha de esperanza, un camino que devuelva a la gente la determinación para cambiar las cosas. Ejemplos hay de sobra. Desde luego, es la opción más difícil. Lo más fácil es seguir la corriente, copiar a la mayoría y no oponer resistencia. Comprar el último modelo de zapatillas o una camiseta muy barata fabricada en Vietnam no tiene ninguna complicación (en esto me incluyo), lo comprometido es salir a la calle a reclamar un mundo más justo “caiga quien caiga”, aunque lo que caigan sean gases lacrimógenos.
    Oponer resistencia también se puede convertir en algo divertido o creativo (darle una patada en los huevos, ¿tendrá?, al Ronald de Mcdonald’s tiene que ser la ostia), incluso utilizar sus propios canales y su dinero. Moore lo ha demostrado: “¿Porqué me siguen comprando cuando me opongo a todo lo que ellos representan? ¿Cómo es que empleo el dinero que ellos me dan para oponerme a lo que ellos creen? Pues porque no creen en nada.” Solo creen en sus beneficios y él es la cuerda con la que ahorcarse, siempre que esa cuerda les reporte algún provecho.
    Pues nada, ánimo y ¡a pensar!

    Mientras escribía esto, he consultado la página de sinónimos de Wordreference.com y nada más abrirse, una risa macabra me ha preguntado: “Quieres saber cuánto tiempo te queda de vida? Haz el test de la muerte”. No hay duda: Estamos rodeados!

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  2. Gracias por la aportación. Como tú sueles decir, impagable. Es lo propio de la cultura en la que vivimos, absorbe todo elemento contracultural que pueda ser productivo y rentable. Imagínate si el Ché levantase la cabeza y viese todo el merchandising capitalista sobre su imagen y persona. ¿Qué diría?¿Y sobre sus dos biopics?

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